jueves, 12 de junio de 2014

Todo cambia: Emprendedores, innovación y Dinámica de Mercado

Los emprendedores intentan (y a veces logran) introducir innovaciones en los mercados. Su función es desarrollar ideas configurando productos, servicios o procesos que antes no existían.
Un emprendedor individual puede sacar provecho de sus innovaciones siempre y cuando el mercado de ese producto o servicio se encuentre en las primeras fases de desarrollo. Esto es lo que se llama identificación de una oportunidad, sin la cual no seria posible insertar ninguna innovación en ese mercado (ya que no hay clientes potenciales a quienes le interese).

En primera instancia, puede pensarse en el emprendedor como el estereotipo de una persona arriesgada y poco realista, muy optimista y sin miedo al fracaso, apasionada y poco racional. Veremos como en realidad, si racionalizamos las posibilidades de éxito de los emprendedores nos encontraremos con grandes sorpresas que no se encuadran dentro del estereotipo.


Riesgo y Valor esperado

De los emprendimientos que logran levantar capital en los Estados Unidos, sólo el 10% explota, el 20% sobreviven y el 70%.
En lo que hace a estadísticas relativas globales, 1 de cada 5 negocios sobreviven 2 años, lo que es lo mismo, el 80% de los nuevos negocios no llega al año tres.
Pareciera entonces que las probabilidades de lograr un éxito moderado se encuentran alrededor del 20% y las de tener éxito rotundo rondan el 10%, por lo tanto el 70% de los emprendimientos fracasan rotundamente.

De todos modos, la singularidad del emprendedor tiene mucho más que ver con sus motivaciones intrínsecas, con las búsqueda de reconocimiento y de triunfo, y con la capacidad de afrontar riesgo, que sabe que a la larga le darán mejores frutos.

Resulta que los humanos somos seres emocionales, que actuamos con nuestro instinto y nuestra memoria selectiva, por lo tanto nos resulta mucho más impactante y atemorizante una situación de fracaso rotundo que otra de éxito o de estancamiento suavizado en el largo plazo.
Lo más racional seria determinar el valor esperado comparando dos opciones, digamos desarrollar una carrera como empleado o dedicarse al emprendimiento (aunque veremos que estas opciones no son totalmente excluyentes). Si lo hiciéramos veríamos lo siguiente:
- El valor esperado de ser empleado (otorgando una probabilidad de 100% a conservar el empleo) ganando unos $15.000 pesos mensuales durante 20 años (suma considerable por arriba de la media) se aproxima a los $2.400.000.





- Dentro del valor esperado de ser emprendedor en 20 años (considerando una probabilidad de éxito del 10%, de 70% de fracaso y de 20% de rendimiento moderado)  entran a jugar gran variedad de factores para determinar el ingreso. Simplificando bastante y solo suponiendo que fracasar seria perder toda la inversión, el éxito moderado fuese crear una pyme que sobreviva algunos años y el éxito empresarial rotundo  fuese crear una empresa vendible por encima de los 10 millones de pesos, veremos que el valor esperado es muy superior al del empleado en 20 años (siempre y cuando se siga el patrón esperado).

Respecto a la aversión a las pérdidas los invito a revisar un artículo anterior que escribí sobre el tema:

Un caso emblemático es el de Gabo Nazar, fundador de la empresa Cardón. En esta charla cuenta como insistió en emprendimientos hasta lograr el éxito empresarial:
http://www.inconciente.com/251/cardon-la-historia-de-un-porfiado.HTML


Mercados dinámicos

El cambio es lo único constante. 
Hace unos meses realice un Mooc sobre Estrategia de Negocios (Business Strategy) donde la frase de cabecera del profesor era: 
"Si todos pueden hacerlo, no es posible crear y capturar valor de un negocio". Un negocio no es negocio si todos pueden hacerlo. La rentabilidad tiende a disiparse a medida que el mercado crece. El éxito es temporario.

El profesor mostraba como una a una las grandes corporaciones fueron cayendo a manos de pequeñas e innovadoras empresas pequeñas que daban un salto en tecnología de alguna forma.
- La caída de StudeBakers Brothers (fabricantes de carros de caballo) a manos de las automotrices.
- La quiebra de Remington (máquinas de escribir) ante el surgimiento de la PC.
- La bancarrota de Kodak (cámaras de fotos) ante los celulares y especialmente el surgimiento de la tecnología digital.

Algo en común entre estas empresas es la incapacidad para adaptarse a los cambios disruptivos en la tecnología, y en las necesidades de las personas en los mercados.
 
La Escuela de economía Austriaca tomó como principal actor para el progreso de la sociedad y del capitalismo al empresario pero no en términos rentísticos sino de innovación. Las motivaciones del emprendedor son las posiciones de monopolio (a corto plazo) basadas en la innovación, las que le proporcionan al empresario una ganancia como «pionero». Esto es, ventajas en dinero (también llamadas premio a la innovación) que surgen a través de las mejoras innovativas, por ejemplo a través de la alta productividad que trae consigo una innovación de procedimientos o a través de precios monopólicos más altos de una innovación de productos.

Se trata de la posición que puede ser trazada en torno a Adam Smith y los clásicos en general, para quienes la innovación es una cualidad humana que se manifiesta en la solución de los problemas: dado la existencia de éstos, alguien los percibirá y encontrará alguna solución. Algunas de esas posibles soluciones fallarán o no serán adoptadas, otras adquirirán una gran difusión y éxito económico. Esta posición está representada en la actualidad en las posiciones de la llamada escuela austriaca: “el emprendedor está alerta ante las oportunidades que se presentan en el mercado... Allí donde el emprendedor cree ver un desfase de precios entre los recursos y sus usos, se vislumbra y se puede explotar una oportunidad de negocio. En un entorno de incertidumbre, el emprendedor puede equivocarse en sus presunciones; si acierta, la implicación es que ha encontrado un mejor uso para el recurso hasta entonces infravalorado y el mercado le premia con beneficios que, como bien sabemos, tienen una vida efímera. Si falla, ha malgastado ese recurso y no le queda más que soportar las pérdidas de su fallida actuación"






Capitales de riesgo y redes

Hay una serie de factores que hacen al entorno empresarial atractivo para desarrollar emprendimiento innovadores en esta nueva "era" del capitalismo, caracterizada por la revolución digital y la utilización de talento intensivo (vs. capital intensivo):
- La era digital permite el desarrollo de negocios en tiempo record y bajo modalidad de prueba-error-corrección típico del concepto de Design Thinking (tema para un posterior post).
- El capital está disponible para aquellos que consigan establecer emprendimiento rentables y de rápido crecimiento, en el ámbito tecnológico así como en otros.








- La reconfiguración de las relaciones en sociedad, pasando de una sociedad jerárquica, rígida y burocrática; hacia otra organizada en redes, más flexible y adaptable a los cambios.



Estos cambios tienen como principal causa, si se pudiese decir alguna, a los cambios tecnológicos dados por la posibilidad de generar y utilizar grandes volúmenes de datos a partir de la revolución digital y de las tecnologías de la información, asimilable en muchos aspectos a la revolución que implicó el surgimiento de la imprenta.





La edad

La edad es otro tema de gran preocupación en el ámbito de inversores y emprendedores. Pareceria que el avance de la edad, va en contra de las posibilidades de tener éxito debito a que la necesidad de seguridad crece con los años.
Veremos que esto es rotundamente falso dado a la gran cantidad de emprendimientos exitosísimos que iniciarion personas mayores de 35 .... dando la conclusión que NO HAY EDAD PARA EMPRENDER. 


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