Lo que hay
que tener en claro es la capacidad para innovar (es decir la intuición), el
sentido de oportunidad (percepción sensorial), las inclinaciones analíticas
(introversión) y la inclinación para relacionarse con otras personas (extroversión). Las
inclinaciones relativas de cada persona, no solo dependen de la personalidad
sino que definen cuál es el tipo de perfil emprendedor y por lo tanto, el
camino personal de cada persona para triunfar económicamente.
Remolins
establece ocho arquetipos de empresarios. A partir de allí, se puede decir que
la clave para cada persona es detectar el arquetipo con el cual se siente más
identificado y animarse a crear. Cada arquetipo, por otro lado, tiene sus
fortalezas y sus debilidades, que son importantes conocer para poder aliarse
con otras personas que presenten características complementarias.
1. El inventor: es una persona creativa y
soñadora, pero es poco constante y planificador. Le gusta desarrollar
cosas nuevas. Es original e intuitivo. Sin embargo, se aburre con
facilidad. El modelo ideal de negocio es el de crear compañías de alto
nivel de innovación y venderlas al poco tiempo, ya que atravesará por
dificultades en la fase de hacer crecer o mantener la marcha de sus
proyectos.
2. El artista: es extrovertido y tiene
facilidad para relacionarse. Sin embargo, es poco planificador y le cuesta
ejecutar. Este arquetipo es ideal para crear marcas a partir de soluciones
más o menos innovadoras. Son mediático: Tinelli, Roberto Piazza, Giordano,
Cormillot, Ricky Sarkani, Dietrich, Fort.
3. El capitán: es un líder nato. Logra sacar
lo mejor de cada integrante del equipo. Como contracara, le cuesta dar
órdenes y comercializar. No tiene necesariamente una gran idea ni es
extrovertido de por sí. Genera confianza en la gente que lidera, y logra
sacar lo mejor de ellos. Pep Guardiola y Cachito Vigil son ejemplos de
ello.
4. El canciller: es un negociador y tiene
capacidad de escucha. Le gustan los acuerdos y tiene buenas relaciones
interpersonales. Tiene perfil bajo y es poco imaginativo.
5. El mercader: es una persona hábil para
negociar y convencer. Compra barato, vende caro. Es una persona práctica
que estudia al mercado a partir de sus sentidos. Le interesa hacer
negocios. Puede llegar a ser poco confiable y tener dificultades con sus
relaciones a largo plazo.
6. El coleccionista:
es una persona
paciente que sabe manejar los tiempos de las transacciones. Invierte a
largo plazo y conoce el valor de lo que va a vender. No es apegado a las
cosas. Sin embargo, por lo general tiene dificultades con el marketing
personal y de marca. Es un arquetipo ideal para la bolsa. Es paciente para
esperar el momento adecuado donde comprar y donde vender acciones, bonos,
etc.
7. El tesorero: es un administrador estricto
para los costos. Tiene dificultades para la negociación y para las
relaciones personales. Sabe administrar muy bien el dinero. Por lo
general, puede desarrollarse muy bien en industrias maduras o de bajo
margen, controlando muy bien los flujos de caja. Fabricas de todo tipo son
el ecosistema ideal para este tipo de empresario.
8. El arquitecto: es constante y desarrolla
sistemas de trabajo. Siempre está dispuesto a generar formas que hacen que
no tenga que estar siempre atado a su puesto de trabajo. Es eficiente para
crear sistemas de producción, venta y distribución para un buen producto.
En algunos casos, puede ser un poco conservador para tomar riesgos y tal
vez no tenga tanta creatividad. Remolins menciona a Marcos Galperín
(fundador de Mercadolibre.com) como la persona que encaja en este
arquetipo).
Cabe
destacar, nuevamente, los arquetipos no son de por sí ni buenos ni malos. Estos
modelos pueden llevar a autoconocernos y entender mejor a las personas que nos
rodean. De esta forma, nos permitirán aprovechar mejor las oportunidades que se
adapten a nuestra personalidad, y podremos tomar mejores decisiones a la hora
de asociarnos con otros.
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