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jueves, 7 de agosto de 2014

4 modelos de líderes inspirados en especies animales


Detrás de cualquier proyecto existe un líder que lo motoriza, que lo empuja. El valor principal de cualquier emprendimiento, empresa u organización, pasa por el líder de esa propuesta.

¿Sos bueno para las relaciones interpersonales, para ejecutar un proyecto, para el análisis o para crear nuevas ideas? Existe un modelo teórico que clasifica a los líderes en cuatro modelos básicos. Estos modelos básicos se corresponden con 4 especies animales. Por supuesto que los perfiles se combinan, pero el análisis es útil para pensar los puntos fuertes y débiles, es decir armar un FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas) de cada tipo de personalidad.
 
Los cuatro tipos de líder inspirados en especies animales son: el águila, el ciervo, el toro y el mono.

 
El Águila: es el que tiene la visión de negocio. Percibe cosas que otros no pueden ver. Anticipa las necesidades del mercado y tiene visión de largo plazo. Muestra entusiasmo por sus ideas, apoya las de otros e intenta generar tareas acordes a estas ideas. Dentro de este tipo, hay dos modelos diferentes.

Por un lado está aquel águila intuitiva, que percibe los cambios en el mercado y que intenta anticiparse a ellos, tomando las medidas del caso. Por otro lado, está aquel que es más racional y que se basa en modelos estadísticos para predecir el futuro, que se sostiene en el estudio.

 


 
 

El punto débil de esta personalidad es que cuando se equivoca, su rol es cuestionado. Por lo general tiene dificultad para seguir proceso y a veces pierde el foco. Es poco estructurado y tiene dificultades para administrar su tiempo. Necesita ayuda en este aspecto. Se destaca por la creatividad y la visión.

 

El Ciervo: se especializa en los aspectos emocionales. No es un manipulador, pero logra generar empatía con la gente para lograr que hagan lo que el necesita. Tiene buenas relaciones interpersonales. Le gusta trabajar en buenos ambientes de trabajo. Sus decisiones son éticas.

Su debilidad es que genera tan buenas relaciones con la gente, que le cuesta tomar decisiones comprometedoras y difíciles. Le cuesta decir que no. Está más orientado a la colaboración que a la competencia. Tiene capacidad para coordinar equipos

 

El Toro: tiene fuerza de voluntad. No le importa lo que digan los demás, el va para adelante. Su fortaleza es hacer. Tiene gran capacidad ejecutiva. Puede desarrollar varios proyectos a la vez. Toma riesgos y le gustan los desafíos. Sabe motivar equipos. Es muy proactivo. Presenta los temas de forma rápida y concisa. No le gusta escuchar.

Su punto débil es que se equivoca más que el resto, ya que tiene menos capacidad de análisis y reflexión. Es atolondrado. Es controlador al extremo y le cuesta delegar. Sin embargo es un gran capitán para momentos difíciles.

 

El Mono:  es aquel que es bueno con el análisis y con los números. Tiene algunas dificultades para sociabilizar, pero consigue realizar cálculos asombrosos. Puede detectar fácilmente problemas y pensar soluciones, para lograr los mejores resultados. Logra racionalizar cuestiones complejas. Es muy práctico y planificador.

La contra es que demora mucho tiempo en tomar decisiones y tiene poca imaginación. A veces, se le presentan situaciones que no puede controlar. Es muy conservador.

Su fortaleza es la evaluación y el seguimiento de los proyectos.

 
La clave de identificar en uno mismo y en los demás estos modelos tiene que ver con poder conseguir lo mejor de cada uno de acuerdo a la personalidad. Son modelos mentales a los cuales podemos asociar ciertas características y de esta forma comprender mejor a los que nos rodean y a nosotros mismos, para conocer motivaciones propias

miércoles, 6 de agosto de 2014

8 arquetipos del empresario exitoso que vale la pena conocer

Nadie es bueno para todo, ni tampoco bueno para nada. Pero para ser emprendedor, hay que tener alguno de los rasgos que permiten dirigir un negocio con éxito. Según Eduardo Remolins (escribió El arte de crear riqueza), se pueden tipificar una serie de distintos tipos de empresarios modelos con personalidades que los hacen capaces de conseguir el éxito empresarial.

Lo que hay que tener en claro es la capacidad para innovar (es decir la intuición), el sentido de oportunidad (percepción sensorial), las inclinaciones analíticas (introversión) y la inclinación para relacionarse  con otras personas (extroversión). Las inclinaciones relativas de cada persona, no solo dependen de la personalidad sino que definen cuál es el tipo de perfil emprendedor y por lo tanto, el camino personal de cada persona para triunfar económicamente.
 
 
 
Remolins establece ocho arquetipos de empresarios. A partir de allí, se puede decir que la clave para cada persona es detectar el arquetipo con el cual se siente más identificado y animarse a crear. Cada arquetipo, por otro lado, tiene sus fortalezas y sus debilidades, que son importantes conocer para poder aliarse con otras personas que presenten características complementarias.

 
1. El inventor: es una persona creativa y soñadora, pero es poco constante y planificador. Le gusta desarrollar cosas nuevas. Es original e intuitivo. Sin embargo, se aburre con facilidad. El modelo ideal de negocio es el de crear compañías de alto nivel de innovación y venderlas al poco tiempo, ya que atravesará por dificultades en la fase de hacer crecer o mantener la marcha de sus proyectos.                                              

2. El artista: es extrovertido y tiene facilidad para relacionarse. Sin embargo, es poco planificador y le cuesta ejecutar. Este arquetipo es ideal para crear marcas a partir de soluciones más o menos innovadoras. Son mediático: Tinelli, Roberto Piazza, Giordano, Cormillot, Ricky Sarkani, Dietrich, Fort.
 
3. El capitán: es un líder nato. Logra sacar lo mejor de cada integrante del equipo. Como contracara, le cuesta dar órdenes y comercializar. No tiene necesariamente una gran idea ni es extrovertido de por sí. Genera confianza en la gente que lidera, y logra sacar lo mejor de ellos. Pep Guardiola y Cachito Vigil son ejemplos de ello.
 
 
4. El canciller: es un negociador y tiene capacidad de escucha. Le gustan los acuerdos y tiene buenas relaciones interpersonales. Tiene perfil bajo y es poco imaginativo.
5. El mercader: es una persona hábil para negociar y convencer. Compra barato, vende caro. Es una persona práctica que estudia al mercado a partir de sus sentidos. Le interesa hacer negocios. Puede llegar a ser poco confiable y tener dificultades con sus relaciones a largo plazo.
 
 
6. El coleccionista: es una persona paciente que sabe manejar los tiempos de las transacciones. Invierte a largo plazo y conoce el valor de lo que va a vender. No es apegado a las cosas. Sin embargo, por lo general tiene dificultades con el marketing personal y de marca. Es un arquetipo ideal para la bolsa. Es paciente para esperar el momento adecuado donde comprar y donde vender acciones, bonos, etc.
 
7. El tesorero: es un administrador estricto para los costos. Tiene dificultades para la negociación y para las relaciones personales. Sabe administrar muy bien el dinero. Por lo general, puede desarrollarse muy bien en industrias maduras o de bajo margen, controlando muy bien los flujos de caja. Fabricas de todo tipo son el ecosistema ideal para este tipo de empresario.
8. El arquitecto: es constante y desarrolla sistemas de trabajo. Siempre está dispuesto a generar formas que hacen que no tenga que estar siempre atado a su puesto de trabajo. Es eficiente para crear sistemas de producción, venta y distribución para un buen producto. En algunos casos, puede ser un poco conservador para tomar riesgos y tal vez no tenga tanta creatividad. Remolins menciona a Marcos Galperín (fundador de Mercadolibre.com) como la persona que encaja en este arquetipo).
 

Cabe destacar, nuevamente, los arquetipos no son de por sí ni buenos ni malos. Estos modelos pueden llevar a autoconocernos y entender mejor a las personas que nos rodean. De esta forma, nos permitirán aprovechar mejor las oportunidades que se adapten a nuestra personalidad, y podremos tomar mejores decisiones a la hora de asociarnos con otros.