miércoles, 4 de junio de 2014

La Neuroeconomía: que pasa con nuestro cerebro cuando se trata de dinero

La neuroeconomía es la combinación de la neurociencia y la economía para estudiar el proceso de elección de los individuos. Mientras algunos consideran que es una rama de investigación irrelevante, otros sostienen que resulta esencial para comprender y explicar nuestras decisiones.


Los economistas están empezando a fijarse en cómo funciona nuestro cerebro a la hora de actuar ante un estímulo económico. Este nuevo campo de estudio ha sido denominado “neuroeconomía” y pretende comprender cómo funciona el cerebro de miles de personas en la toma de decisiones económicas.
Como ya hemos dicho, el ser humano no actúa ni racional ni eficientemente cuando se trata de dinero. Sus decisiones financieras no se basan en la razón, sino que en ellas suelen entrar en juego elementos más incontrolables como son los sentimientos o las intuiciones.   
La neuroeconomía estudia el cerebro humano mientras toma decisiones de carácter económico y, basándose en las fluctuaciones de las neuronas, entre otras cosas, expresa sus descubrimientos en ecuaciones susceptibles de ser usadas por los economistas.        



La caja negra       

La economía tradicional estudia versiones idealizadas del comportamiento humano. Nuestro cerebro, sin embargo, es una auténtica “caja negra” en la que estarían algunas de las claves de cómo funciona la economía a escala global.

Para explorar la toma de decisiones económicas, los investigadores estudian los cerebros de la gente mientras éstos juegan a varios ejercicios desarrollados por economistas experimentales. Estos ejercicios se centran en la confianza o el riesgo.   
Los investigadores, en lugar de observar el comportamiento del sujeto, usan tecnologías de la imagen (resonancia magnética) para ver que zonas del cerebro están activas durante esos experimentos.       



El juego del Ultimátum 


En un experimento realizado en EEUU, El Dr. Cohen, de la Universidad de Princeton, tomó imágenes del cerebro de la gente mientras jugaba al "Ultimátum" . El Juego del Ultimátum consiste en lo siguiente: el jugador A tiene 10 dólares y puede ofrecer la cantidad que desee al jugador B. La reciprocidad no es un problema ya que los jugadores actúan en forma anónima. Si el jugador B acepta el ofrecimiento, el dinero se reparte, pero si no es así ninguno de los dos jugadores obtendrá nada.        

La mayoría de los jugadores que encarnaba el papel B rechazaban ofertas de dos y tres dólares, prefiriendo penalizar al Jugador A antes que sentirse engañados. Esto, evidentemente, va en contra de la lógica económica, que diría que es mejor quedarse con algo que perderlo todo.

 
Las imágenes del cerebro mostraban que cuando los jugadores aceptaban, un circuito situado en la parte frontal de su cerebro, que soporta el pensamiento deliberativo, se ponía en funcionamiento.

Sin embargo, cuando rechazaban la oferta, la ínsula (parte lateral de la corteza cerebral que vigila los estados del cuerpo, incluido el disgusto) dominaba el circuito frontal. Cuanto más fuerte era ese dominio, con más rapidez el jugador rechazaba la oferta.       




Limitaciones actuales de la Neuroeconomía


La neuroeconomía es un campo componente de lo que llamamos Economía Conductual, agregando investigaciones del funcionamiento del cerebro (neurología) aplicado a decisiones económicas.

Todavía la Neuroeconomía debe recorrer un largo camino para colaborar en el análisis de decisiones de miles de personas al mismo tiempo. De ello, por ahora, la psicología social puede explicar mucho más al estudiar factores psicosociales de carácter cualitativo pero del que se desconocen las verdaderas causas profundas.

El enfoque de la neuroeconomía de generalizarse, por otro lado, puede brindar un profundo análisis de las raíces genéticas del comportamiento humano, relacionado particularmente con la utilización de los recursos y la formación de expectativas.

Por el momento los descubrimientos de la neuroeconomía dicen más respecto a individuos o pequeños grupos de personas que respecto a mercados o economías. Sin embargo, ya hay iniciativas para estudiar muchos cerebros en escáneres unidos a través de Internet mientras juegan a uno de estos juegos económicos.         La toma de decisiones en la bolsa, por ejemplo, está hecha por millones de cerebros. Eventualmente, sería posible estudiar grupos de cerebros para analizar, por ejemplo, el misterio de la formación y destrucción de una “burbuja” financiera o las razones por las que un inversor sigue gastando dinero aunque la bolsa esté bajando.      



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