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miércoles, 4 de junio de 2014

La Neuroeconomía: que pasa con nuestro cerebro cuando se trata de dinero

La neuroeconomía es la combinación de la neurociencia y la economía para estudiar el proceso de elección de los individuos. Mientras algunos consideran que es una rama de investigación irrelevante, otros sostienen que resulta esencial para comprender y explicar nuestras decisiones.


Los economistas están empezando a fijarse en cómo funciona nuestro cerebro a la hora de actuar ante un estímulo económico. Este nuevo campo de estudio ha sido denominado “neuroeconomía” y pretende comprender cómo funciona el cerebro de miles de personas en la toma de decisiones económicas.
Como ya hemos dicho, el ser humano no actúa ni racional ni eficientemente cuando se trata de dinero. Sus decisiones financieras no se basan en la razón, sino que en ellas suelen entrar en juego elementos más incontrolables como son los sentimientos o las intuiciones.   
La neuroeconomía estudia el cerebro humano mientras toma decisiones de carácter económico y, basándose en las fluctuaciones de las neuronas, entre otras cosas, expresa sus descubrimientos en ecuaciones susceptibles de ser usadas por los economistas.        



La caja negra       

La economía tradicional estudia versiones idealizadas del comportamiento humano. Nuestro cerebro, sin embargo, es una auténtica “caja negra” en la que estarían algunas de las claves de cómo funciona la economía a escala global.

Para explorar la toma de decisiones económicas, los investigadores estudian los cerebros de la gente mientras éstos juegan a varios ejercicios desarrollados por economistas experimentales. Estos ejercicios se centran en la confianza o el riesgo.   
Los investigadores, en lugar de observar el comportamiento del sujeto, usan tecnologías de la imagen (resonancia magnética) para ver que zonas del cerebro están activas durante esos experimentos.       



El juego del Ultimátum 


En un experimento realizado en EEUU, El Dr. Cohen, de la Universidad de Princeton, tomó imágenes del cerebro de la gente mientras jugaba al "Ultimátum" . El Juego del Ultimátum consiste en lo siguiente: el jugador A tiene 10 dólares y puede ofrecer la cantidad que desee al jugador B. La reciprocidad no es un problema ya que los jugadores actúan en forma anónima. Si el jugador B acepta el ofrecimiento, el dinero se reparte, pero si no es así ninguno de los dos jugadores obtendrá nada.        

La mayoría de los jugadores que encarnaba el papel B rechazaban ofertas de dos y tres dólares, prefiriendo penalizar al Jugador A antes que sentirse engañados. Esto, evidentemente, va en contra de la lógica económica, que diría que es mejor quedarse con algo que perderlo todo.

 
Las imágenes del cerebro mostraban que cuando los jugadores aceptaban, un circuito situado en la parte frontal de su cerebro, que soporta el pensamiento deliberativo, se ponía en funcionamiento.

Sin embargo, cuando rechazaban la oferta, la ínsula (parte lateral de la corteza cerebral que vigila los estados del cuerpo, incluido el disgusto) dominaba el circuito frontal. Cuanto más fuerte era ese dominio, con más rapidez el jugador rechazaba la oferta.       




Limitaciones actuales de la Neuroeconomía


La neuroeconomía es un campo componente de lo que llamamos Economía Conductual, agregando investigaciones del funcionamiento del cerebro (neurología) aplicado a decisiones económicas.

Todavía la Neuroeconomía debe recorrer un largo camino para colaborar en el análisis de decisiones de miles de personas al mismo tiempo. De ello, por ahora, la psicología social puede explicar mucho más al estudiar factores psicosociales de carácter cualitativo pero del que se desconocen las verdaderas causas profundas.

El enfoque de la neuroeconomía de generalizarse, por otro lado, puede brindar un profundo análisis de las raíces genéticas del comportamiento humano, relacionado particularmente con la utilización de los recursos y la formación de expectativas.

Por el momento los descubrimientos de la neuroeconomía dicen más respecto a individuos o pequeños grupos de personas que respecto a mercados o economías. Sin embargo, ya hay iniciativas para estudiar muchos cerebros en escáneres unidos a través de Internet mientras juegan a uno de estos juegos económicos.         La toma de decisiones en la bolsa, por ejemplo, está hecha por millones de cerebros. Eventualmente, sería posible estudiar grupos de cerebros para analizar, por ejemplo, el misterio de la formación y destrucción de una “burbuja” financiera o las razones por las que un inversor sigue gastando dinero aunque la bolsa esté bajando.      



lunes, 2 de junio de 2014

Ilusiones Cognitivas 2: Los Cisnes Negros de Taleb

 "El Cisne Negro. El impacto de lo altamente improbable" de Nassim Taleb es un libro publicado en el año 2007. Ésta obra ha provocado un gran impacto en la Economía y en la Estadística, creando un nuevo campo llamado Finanzas Conductuales.
 
Los teóricos de las Finanzas Conductuales se consideran «empiristas escépticos» y creen que los científicos y los financieros sobreestiman el valor de la explicaciones racionales sobre datos del pasado e infravaloran el peso de la aleatoriedad en esos datos.

A continuación voy a explicar de que se tratan los Cisnes Negros, el impacto que tienen en la economía y en nuestras vidas, en nuestras decisiones diarias, y que podemos hacer para beneficiarnos de ellos y no salir perjudicados:

¿QUÉ ES UN CISNE NEGRO?
 
El título del libro se trata de una metáfora de lo impredecible.
"En Europa solo existían cisnes blancos. Cuando los europeos llegaron a Australia, no tenían ningún motivo para pensar que podía existir un cisne negro. Cuando llegaron allí, el descubrimiento de una sola ave acabó con siglos de evidencia. Este hecho ilustra una grave limitación de nuestro aprendizaje a partir de la observación y la experiencia."
 
La clave de la metáfora consiste en que elaboramos grandes y complejas teorías para describir la realidad que conocemos, pero sucesos de alto impacto e improbables que no encajan dentro de esas teorías terminan cambiándolo todo, por ejemplo:

- El invento de Internet
- El descubrimiento de la penicilina 

- Los atentados de las Torres Gemelas.
 
Pensemos simplemente como se conocieron nuestros abuelos, nuestros padres, como conocimos a nuestra pareja, como es que un espermatozoide gana la carrera, como llegamos a trabajar donde estamos, como conocimos a nuestros mejores amigos. Todos estos son hechos que a priori eran impredecibles, improbables, y que producen impacto enorme en nuestras vidas.

Luego, volvemos a elaborar grandes teorías para explicar lo que ha sucedido, usamos a la historia como una secuencia de causas y consecuencias cuando en realidad es imposible explicar la multiplicidad de causas y la complejidad de las variables.


Un cisne negro, entonces, es un suceso que tiene las siguientes características:

1. Es una rareza que habita fuera del reino de las expectativas normales, porque no hay ningún elemento en el pasado que apunte de forma convincente a su posibilidad.
 2. Produce un impacto extremo con consecuencias importantes para nuestras vidas.

3. Está caracterizado por la predictibilidad retrospectiva. Es decir, no podemos predecirlo antes de que suceda, pero una vez que ocurre, pensamos que “lo habíamos visto venir”.

 
 
Y con esto...QUÉ HACEMOS?

La idea principal en el libro de Taleb no es tratar de predecir eventos Cisne Negro, sino de construir robustez frente a las negativas que se producen y poder aprovechar las positivas.

La robustez implica que estamos preparados para afrontar de la mejor manera sucesos extraño e improbable que inevitablemente van a suceder.
En términos financieros, seremos antifrágiles a una fuente dada de volatilidad si las ganancias potenciales superan a las posibles pérdidas (y viceversa). Si algo es frágil, la amenaza de que se rompa implica que todo lo que hagamos para mejorarlo o hacerlo “eficiente” será inútil si antes no reducimos el riesgo de rotura.

Para entender el término robustez o antifragilidad, podemos evocar un sencillo ejemplo. Suiza tiene una economía robusta, porque se beneficia de las crisis que se dan en el resto del mundo.
 
Con el fin de lograr antifragilidad, es recomendable la doble actitud de:
1) Ir a lo seguro en algunas áreas (robusto entre los Cisnes negros negativos) y 
2) asumir muchos riesgos pequeños en otras (abierto a los Cisnes Negros positivos).
Esto equivale a una aversión extrema al riesgo por un lado y a una atracción extrema al riesgo por el otro, en lugar de asumir un riesgo “moderado” que, en el fondo, es un juego de tontos (porque un riesgo intermedio puede estar sujeto a unos errores de medición enormes).

Por último.... algunas palabras interesantes de Taleb cuando le preguntan acerca de la probabilidad de predecir el futuro:

"Si pudiera predecir exactamente cómo me va a ir el día, me sentiría un poco muerto. La aleatoriedad es necesaria para la verdadera vida. En el hábitat ancestral, los seres humanos nos veíamos impulsados por estímulos naturales (miedo, hambre, deseo) que hacían que nos ejercitáramos y nos adaptáramos a nuestro entorno. En la vida ancestral, toda la vida se regía por estímulos aleatorios y no había nada, fuera bueno o malo, que se pareciera a un trabajo. Era una vida peligrosa, sí; pero aburrida, nunca. Es verdad que la vida de entonces podía ser “breve y brutal” pero utilizar los aspectos desagradables de aquella vida como el precio a pagar si evitamos las torturas modernas es un grave error lógico. No hay razón para no desear las ventajas de las dos formas de vivir".
 

martes, 27 de mayo de 2014

La Aversión a las Pérdidas: Premios Nobel, el Salven al Millón!! (de Susana Giménez) y el Ahorro Argento en Dólares

Uno de los primeros y más interesantes descubrimientos que dieron origen a la Economía Conductual es el Principio de la Aversión a las Pérdidas. Se refiere a la asimetría entre la percepción de Pérdidas vs. Ganancias.
Ganar nos hace sentir (más o menos) contentos. Perder nos hace sentir miserablemente.
Esta fue la tesis demostrada por Daniel Kahneman, y por ella le fue otorgado el premio Nobel de Economía.

Muchas veces se ha denostado el conocimiento científico. Conocimiento científico que es largamente utilizado para proteger intereses de grandes grupos de poder.
En este post voy a explicar dos casos particulares, donde se ha utilizado la óptica de la Aversión a las Pérdidas con distintos objetivos:
1) Por qué es tan bueno el "Juego del Millón" de Susana Giménez.
2) Por qué los argentinos ahorramos en dólares.

De que se trata este principio de Aversión a Pérdidas???

Si tenemos $0, endeudarnos en $100 pesos nos trae un efecto psicológico mucho más negativo que el efecto positivo de que nos den $100.
Si nos pagan mensualmente una salario de $7000, el efecto psicológico de que nos lo suban a $8500 es muy inferior al efecto psicológico negativo de la pérdida del mismo monto: que nos paguen $5500.

Los experimentos de Kahneman indicaron que en general las personas preferimos no perder una cantidad de dinero, a ganar la misma cantidad de dinero, y nuestras decisiones son influenciadas por este hecho irracional.
Si vamos por la calle y nos encontramos $100, el sentimiento de alegría es muy grande, pero si da la casualidad que al día siguiente se nos cae la billetera y la perdemos, para la mayoría de las personas el sentimiento de tristeza y rabia es superior al de la alegría. Aunque no era nuestro dinero, y el valor absoluto de ambos hechos es el mismo, queda la sensación negativa.
Esto es la aversión a la pérdida, pero ¿en qué consiste exactamente la mecánica de juego?
Si les damos a nuestros clientes o usuarios la sensación positiva de otorgarles algo, y aunque partieron de que se les ha dado algo que no es suyo o con lo que no contaban inicialmente, obtendremos que la mayoría de las personas desarrollarán un deseo superior a no perderlo que a ganar más, y sus decisiones estarán influenciadas por este hecho.


La curva es Asimétrica. Percibimos una pérdida de valor muy superior a la ganancia, siendo la pérdida y la ganancia del mismo monto.
 
Ahora... "basta de cháchara" y vamos a lo que interesa, como dice mi abuela...
 
 
El Juego del Millón de Susana Giménez. SALVEN AL MILLÓN !!!!
 
Expliquemos un poco el JUEGO DEL MILLON para los que los desconocen o no lo recuerdan.
El mecanismo es el siguiente:
- Al participante le dan un millón de pesos (se lo pagan por adelantado).
- Si contesta 100% bien todas la serie de preguntas. Se lleva un millón.
- Cada vez que contesta mal va perdiendo la parte que apostó en las respuestas incorrectas.
Por ejemplo, un participante al que aún le quedan $10.000, no está ganando ese monto, si no que ha perdido $990.000.
 
Es más, cada vez que el participante pasa una pregunta, se le recuerda el monto que supuestamente ha perdido. Como inicialmente se le modificó el NIVEL DE REFERENCIA al participante (un millón  y no cero) con el que comienza el juego, luego es fácilmente manipulable su sensación de pérdida que lo atemoriza, y que sumado al cronómetro lo pone más ansioso y nervioso y con menos chances de ganar.
Evidentemente, Susana o sus productores han estudiado muy bien este principio de aversión al riesgo. 
 
 
El Ahorro Argento en Dólares. PENSAR EN VERDE PARA RESGUARDARLA
 
La pregunta que muchos economistas se hacen es ¿Por qué qué en Argentina la gente no usa otros activos financieros para canalizar sus ahorros (acciones, bonos) como SI SUCEDE en OTROS PAÍSES? Suelen contestarlas utilizando modelos macro y microeconómicos complejos apelando a seres racionales (homo economicus) que deciden en base a factores puramente estadísticos y objetivos (la emisión monetaria, la inflación, la tasa de interés, la evolución del precio del dólar, el posible superávit o déficit fiscal o de la balanza comercial).
 

La clave de la respuesta reside en el modo en que funciona el mecanismo de memoria de nuestra especie y en las particularidades de la historia macroeconómica de nuestro país, sumado a la Aversión a las Pérdidas (que podemos percibir ante la posibilidad de adquirir otros activos financieros)
 Nuestra memoria separa:
ü  un almacén episódico, que conserva los recuerdos de nuestras experiencias, siempre asociados con un contenido emocional
ü  una memoria semántica que guarda la información que no experimentamos sino que adquirimos leyendo, consumiendo medios, o escuchando amigos.

El problema es que nuestra memoria nos engaña muy a menudo y muchas veces guarda aparentemente de manera caprichosa algunos recuerdos, mientras que olvida otros. Así, tenemos pocos recuerdos de momentos en los que haya sido una mala inversión comprar dólares, como ocurrió por ejemplo a mediados del 2003.
En cambio es mucho más común que nos acordemos de  fuertes oscilaciones en los precios de las acciones que generaron y profundos shocks bursátiles en unos pocos días.

A largo plazo, las inversiones en la bolsa y en títulos públicos dolarizados, son una mejor inversión que la simple especulación con una subida del dólar, pero el problema es que esto no es siempre así en períodos cortos de tiempo. Por ejemplo, durante 2008, con la crisis del campo la bolsa perdió más del 50% de su valor.

En un escenario de mayor estabilidad macroeconómica como el que exhiben los países desarrollados, la gente se anima a invertir en la bolsa porque no observan oscilaciones muy bruscas en el precio de las acciones y bonos. En nuestras tierras, sin embargo, quien compró una acción y al otro día en el diario ve que bajó de precio, sufre la baja como una pérdida y no se queda con una mirada de largo plazo. 

Aunque el dólar esté a $10, $11 o $15, cuando la gente nuevamente tenga un excedente de pesos en el bolsillo, volverá a subir.

Compramos dólares, entonces, porque

·         no queremos arriesgar a perder lo que ya tenemos,

·         no tenemos paciencia para esperar el largo plazo y

·         nuestro sistema de memoria nos juega la mala pasada de hacernos creer que otras opciones son más riesgosas, aunque no sea ésa la realidad.

sábado, 24 de mayo de 2014

Dinero, Tiempo y Felicidad

Como ser más FELICES es una cuestión en la que hemos venido gastando mucha energia mental desde tiempos inmemorables. Reflexiones sobre caminos a seguir o decisines a tomar en busca de incrementar nuestro grado de felicidad.
La realidad marca que no somos conscientes de que es lo que verdaderamente nos hace felices.

la llave de la felicidad


Recientemente, se publicó una investigación de Harvard Business School, donde se estudia el grado de felicidad en relación a dos factores claves (dinero y tiempo), arribándose a algunas conclusiones acerca de cuales serían las maneras más efectivas de utilizar ambos recursos - limitados - para incrementar la felicidad.


EL DINERO y la felicidad decreciente
 
Problema 1) Creemos que más dinero nos hará más felices. En realidad, más dinero nos hace ser más ambiciosos aún. La felicidad marginal es decreciente por cada peso de más obtenido. Siempre querremos más. 
Problema 2) El dinero nos hace más egoístas, haciendo que nos importe sólo nuestras posiciones y nosotros mismos.


La solución, según la investigación, sería destinar una parte de nuestros ingresos diarios en beneficiar a cualquier otra persona y no en nosotros mismos (regalos, donaciones, etc.), independientemente del ingreso, dejando de lado así el egoísmo y venciendo a la curva de felicidad marginal decreciente. 


EL TIEMPO y  la felicidad

Ya que el dinero es un recurso constante (24 hs./día), sólo podemos decidir como lo distribuiremos y gastaremos entre las diferentes tareas.Podemos comer, dormir, ver TV, o cualquier otra cosa.

En este caso se presenta el problema de como utilizar el tiempo. Pensar el tiempo en términos de como lo aprovecharemos para beneficiarnos nosotros mismos, nos hará más egoístas y menos felices

Al igual que con el dinero, la clave es superar la trampa del egoísmo. Es decir, destinar una parte de nuestro tiempo libre beneficiando directa a los demás (llamar un amigo, ser voluntario en causas loables, etc.


En síntesis, una buena y práctica forma de incrementar la felicidad es enfocarse en el beneficio que producen en los demás las tareas que realizamos, y optar siempre que podamos por aquellas que causen mayor beneficio social.



Fuente: Happy Money. The Science of Smarter Spending. Elizabeth Dunn / Michael Norton

viernes, 23 de mayo de 2014

La Lotería

Jugar a la lotería es un comportamiento irracional. 
La Economía Conductual ha venido estudiando este comportamiento humano desde sus inicios. El valor esperado de las apuestas en lotería siempre es negativo, es decir, que el premio por la probabilidad de ganarlo es una cifra muy inferior al precio del billete de lotería (Premio x Probabilidad < Billete).
Sin embargo, se juega mucho a la lotería, y en algunas épocas más que en otras.
 
¿Qué nos lleva a comprar la lotería de la empresa?
Aquí la economía tradicional tiene poco que aportar, pero la psicología y la economía conductual nos ayudarán. La “flexibilidad cognitiva” de las personas es impresionante. Está en nuestros genes, y es inherente a nosotros. Mentimos aunque pensamos que no lo hacemos, cambiamos de respuesta según nos presenten los problemas y valoramos de manera diferente ganancias y pérdidas equivalentes. Todo esto son sesgos cognitivos que nos llevan a no comportarnos como un “homo economicus racional”.
Uno de los sesgos más estudiados es el del punto de referencia o status-quo. Un mismo premio final no tiene el mismo valor para dos personas distintas. Si tengo 1.000 pesos y gano 10 pesos en una apuesta lo valoro menos que si tengo 5 pesos y gano 10 pesos en la apuesta. El punto de referencia lo es todo psicológicamente. Añadamos ahora una dimensión a este sesgo. No sólo se trata de la referencia con mi propia riqueza inicial, sino con la riqueza de mi círculo de personas cercano. Si alguien desconocido para mi gana cuatrocientos mil pesos el 22 de diciembre, yo no me veo afectado. En cambio, si los gana mi cuñado, soy más pobre. Aunque no hubiera jugado a la lotería.
Otra forma de ver este sesgo con un ejemplo práctico es cuando alguien cercano a nosotros nos regala un billete de lotería. Podemos ser expertos economistas, y saber que no debemos jugar racionalmente a la lotería y por tanto nunca la compraríamos. Entonces, ¿por qué no vender el billete que nos regalan? Siendo conscientes de que el valor esperado de ese billete de lotería regalado es de más o menos 14 pesos (un primer premio de 400.000 pesos por 1/100.000 números que entran al sorteo, más el valor esperado de segundos, terceros premios etc), sería sencillo vender ese billete por un importe inferior a su precio de mercado (veinte euros) y obtener estadísticamente un beneficio significativo. En cambio, ¿alguien vendería por unos 14 pesos un billete de lotería que te regala un amigo? La mayoría diríamos que no.
 
“Es más difícil desprenderse de algo que poseemos, que dejar de ganar algo que no tenemos”.
 
La forma más sencilla de ver esto es mediante el “efecto dotación inicial”. Se crean dos grupos: uno con compradores y vendedores; y otro sólo con compradores. A los compradores se les da dinero en efectivo y a los vendedores se les da un objeto (una taza de café por ejemplo). En el grupo de compradores y vendedores se les permite comerciar, de cara a averiguar el valor de equilibrio de esa taza de café. En el grupo de compradores, se les pide pujar por la taza.  El precio resultante en el mercado es significativamente superior al precio de la puja ¿Qué está sucediendo aquí? Cuando poseemos algo, nos cuesta desprendernos de ello (en el mercado). Mucho más de lo que valoramos ese mismo objeto si deseamos adquirirlo (en la puja).
 
Llegamos así a la conclusión de que muchos prefiramos incluso tener un bien con valor esperado negativo (la lotería) que dinero real, sencillamente porque si nuestro amigo, pariente o vecino gana esa lotería, y nosotros no, seríamos relativamente más pobres.
 “Sin embargo, yo no juego a la lotería”
¿Acaso aquel que no juega a la lotería es más racional que el que juega? La respuesta no es así de sencilla. Existe el denominado “sesgo al lamento”: la gente prefiere errar por omisión que por comisión. Las pérdidas debidas a una decisión errónea por nuestra parte son mucho más impactantes para nuestra utilidad que las pérdidas debidas a causas externas o ajenas a nosotros.
De este modo habrá personas con un pronunciado sesgo al lamento, al cual si añadimos una posición inicial de riqueza baja, razonen del siguiente modo: si me gasto 20 pesos a la lotería y no me toca, me sentiré más culpable que si no gasto 20 pesos a la lotería y finalmente toca:
- En el primer caso, he errado por comisión, ya que actúe y gasté dinero para comprar el billete que finalmente no tocó.
- En el segundo caso, he errado por omisión, ya que no actué y no me tocó la lotería, pero por razones ajenas a mi control.
Finalmente siempre habrá el grupo de personas que partan de una riqueza tan alta que el premio de 400.000 pesos les represente una ganancia relativa tan baja que pierda todo sentido entrar en una apuesta con valor esperado negativo.
 
Una estrategia de economía conductual para jugar a la lotería
La clave es entender que somos humanos, y vivimos en sociedad. No podemos aislarnos de nuestro entorno, y por eso jugamos a la lotería.
Así, si decidis jugar a la lotería, ésta es la recomendación de la economía conductual:
- Si queres cambiar tu vida, intenta jugar tus fondos a un solo número, mejor que jugar a varios números, pequeños importes.
- Juga en los mismos lugares (incluso los mismos números) donde juega tu círculo cercano de gente. Las pérdidas nos duelen más que el beneficio que nos reportan las ganancias, por eso lo mejor sería minimizar la posibilidad de no ganar la lotería cuando a alguien cercano le ha tocado.
 
En definitiva, ¿por qué jugamos todos a la lotería? La respuesta está en la misma pregunta: jugamos porque todos juegan.

miércoles, 21 de mayo de 2014

La Relatividad del dinero. Costo de oportunidad y Sesgos Cognitivos

El dinero se puede interpretar de muchas formas y tiene variadas características: medio de cambio, modo de conservar valor económico, unidad de medida, etc. El dinero es dinero si es socialmente aceptado, si lo usamos para cambiar bienes con otras personas, si podemos ahorrar, invertir o mantener medianamente el valor económico con él, si podemos establecer precios diferentes para intercambiar variados objetos, cosas, o servicios.
 
Entonces, bajo esta óptica, el dinero es excelente.

Sin embargo, el argumento sobre el que la Economía Conductual profundiza es un poco diferente y menos romántico...
 
El dinero, al fin y al cabo, se trata de COSTO DE OPORTUNIDAD.
Si nos compramos un kilogramo de pan, el costo de oportunidad es algo así como lo que dejamos consumir por ese kilogramo de pan (medio kg de helado, una Coca-Cola grande bien helada, etc).
Todo lo que utilizamos para adquirir algo, es un monto perdido para realizar otra cosa.

Pero... cuál es el problema? El problema son los SESGOS COGNITIVOS (distorsión de lo percibido) que implica que comparar con dinero (cash, efectivo) no sea lo mismo que comparar entre bienes.
Es decir, el problema es pensar en términos relativos y no en términos absolutos.

A continuación EJEMPLOS esclarecedores:

1) Elección entre dos TV´s Led casi iguales (pero de diferentes marcas).
TV Led LG = $9.850
TV Led Samsung = $9.700

La elección parece ser difícil. Las características son similares y el precio también. Desde un punto de vista tradicional, elegiríamos siempre Samsung (la de menor precio).
Sin embargo, en el experimento se modificó lo siguiente. Los $150 de diferencia entre ambos TV´s, eran compensados en el caso  de LG, con un pendrive de $150 (precio de cartelera).

En este caso, ya no comparamos $150 de diferencia, estamos comparando una TV + un pendrive, contra una TV. La decisión se modifica drásticamente, y se vuelca para las TV´s LG.

2) Cuanto valen 3 cuadras?
El siguiente ejemplo es un poco diferente y tiene 2 variantes:

A) LA LAPICERA
Imaginemos que vamos a comprar una lapicera. El precio de lista es $15. Estamos dispuestos a pagar.
Sin embargo y para nuestra sorpresa, el vendedor se sincera y nos dice. Señor cliente, disculpe pero antes de comprar debería saber que la misma lapicera, se vende por $7 en una tienda a tres cuadras de aquí.
La diferencia en $$$ es dramática. $8. Un 53% más que a tres cuadras!!!
VALEN ESAS 3 CUADRAS $7?? El 83% contesta que SI. (Lo cual parece lógico)

B) LA CÁMARA
Vamos a otra tienda. Vemos una linda cámara que sale $1500. Estamos dispuestos a pagarla, cuando el vendedor nos dice.
Ha hecho una buena elección en elegir esta cámara, es excelente. Pero si camina tres cuadras, puede conseguir una igual por $1492.
La diferencia en $$$ es dramática. $8. En este caso un 0,05% más que a tres cuadras!!!
VALEN ESAS 3 CUADRAS $7?? La respuesta fue absolutamente NO, por parte del 75%!!! (Lo cual también parece lógico)


CONCLUSIÓN
Con respecto al dinero, UNA MANERA SENCILLA DE TOMAR MEJORES DECISIONES FINANCIERAS (con la que podemos tomar mejores pequeñas y grandes decisiones diarias o de largo plazo) es pensar en términos absolutos. ¿QUE PUEDO HACER CON ESE DINERO EXTRA? SIMPLEMENTE ¿QUE OBJETO REPRESENTA ESA DIFERENCIA DE PRECIO QUE ME PUEDO AHORRAR?

El Cerdo Capitalista: Otras 10 respuestas utópicas que nos daría Taleb

El Cerdo Capitalista: Otras 10 respuestas utópicas que nos daría Taleb: ¡ Lee las primeras diez respuestas aquí ! 11.- ¿Pueden las empresas cambiar de rumbo radical y oportunamente? Coca-Cola empezó como u...

lunes, 19 de mayo de 2014

INFLACIÓN. Causas racionales vs. conductuales.

¿TIENE LA INFLACIÓN CAUSAS RACIONALES Y MENSURABLES?
¿ES UNA SUERTE DE EMOCIONALIDAD COLECTIVA?

AQUÍ LAS EXPLICACIONES DE LA CIENCIA ECONÓMICA (más o menos) TRADICIONAL

1) Monetaria:  "la inflación es siempre un fenómeno monetario": al incrementarse la masa monetaria, la demanda de bienes aumenta y si esta no viene acompañada de un incremento en la oferta, la inflación surge.

2) Inflación de costos: aumentan los costos de determinadas materias primas e insumos necesarios para la producción de bienes, y esto se traslada a precios.

3) Inflación autoconstruida: Se trata de inflación inducida por expectativas adaptativas, a menudo relacionadas con una espiral de ajustes de la relación precios-salarios.



Desde el punto de vista de la ECONOMIA CONDUCTUAL, la inflación solo puede explicarse por una espiral inflacionista. La inflación es un fenómeno social (no simplemente matemático, y se autoconstruye y retroalimenta).

Está claro que un aumento de precio de una materia prima, de los salarios, o de ciertos bienes en particular no alcanzan para generar inflación en toda la economía. A lo sumo pueden considerarse temas microeconómicos de determinados mercados.

Por otro lado, los precios siempre son relativos, y no hay un "valor real" para cada bien. La economía conductual ha demostrado que el precio puede variar en función a una gran cantidad de variables contextuales, temporales, emocionales y cognitivas que son muy difíciles de establecer.


Para explicarlo (y como siempre hacemos en ECONDUCTUAL) se utilizan dos metáforas interesantes:

1) Metáfora con los lobos marinos

Los lobos marinos machos compiten entre sí por el derecho a la reproducción. Solo el más grande y fuerte será el que se aparee con las hembras.
Cada generación, los lobos marinos tienden a ser más grandes que la anterior, produciéndose graves problemas para su salud y la de su especie.


2) Metáfora del show en vivo

Esta metáfora relaciona la subida de precios con un show en vivo (teatral o concierto). Cuando un espectador se para, el de atrás se para, y el de atrás y el de atrás.
Cada uno que se para hace que el de atrás vea peor, y todos empiezan a pujar por poder ver el show.


miércoles, 7 de mayo de 2014

Tipos de Economistas según Jorge Avila

Según la revista inglesa The Economist hay cuatro tipos de economista. El académico, el city economist, el business economist y el Treasury economist.
 
El economista académico es el que trabaja en una universidad. Enseña e investiga. Dicta cursos de grado y de post-grado, lleva adelante una agenda de investigación y publica sus resultados en journals internacionales, también en revistas científicas del país y en libros. De vez en cuando escribe para diarios y responde reportajes, aunque puede opinar sobre cuestiones públicas con mucha independencia; de vez en cuando puede ganar unos pesos en trabajos de consultoría para gobiernos, cámaras y empresas, y alguna vez en su vida se puede dar el lujo de asesorar a un candidato presidencial, un ministro o un presidente de la Nación. Es quien tiene el mayor entrenamiento formal de todos los economistas. En la década de 1970, bastaba con un Master of Arts. En la de 1980, con un Ph.D. A partir de la de 1990, es imprescindible un Ph.D. más publicaciones enjournals internacionales. Si no cumpliera este último requisito, el economista será un académico de cabotaje.
Para ciertos temperamentos no hay mejor alternativa que convertirse en un economista académico de cabotaje. En estos tiempos de alta especialización, ser considerado como tal equivale a una descalificación profesional. Los académicos lo miran con desdén pues no publica en journalsinternacionales; los consultores, como se mira a un pariente pobre, y la mayoría, como a un ideólogo (que es una mala palabra). Creo, sin embargo, que este tipo de economista, si ha escrito con rigor y ha defendido propuestas relevantes desde el punto de vista conceptual, es el más útil para un país que se halla en trance de reorganizar sus instituciones y el que hace el mejor uso de la posibilidad de emitir una opinión independiente.
 
El city economist es el economista que trabaja como consultor de bancos y empresas o bien como parte del staff de investigadores de grandes bancos. La diferencia entre estas dos ocupaciones no es menor. Un buen consultor debe estar bien informado, debe tener habilidad comercial y necesita capacidad de análisis de la coyuntura. Está metido en un negocio y su éxito se mide por la plata que gane. Depende más de la información que del análisis. Una maestría en Economía, en el país o en el exterior, es suficiente. Le conviene hablar un inglés fluido. Le convendría tener un dominio de la econometría básica. Puede alcanzar mucha influencia mediática. Puede llegar a ser ministro de economía, presidente del banco central. No cabe esperar que tenga una opinión realmente independiente que lo lleve a enfrentarse al gobierno o a banqueros y empresarios, puesto que perdería valiosas fuentes de información y clientes. No hace aportes al pensamiento económico. Tampoco pretende hacerlos. Alan Greenspan, ex-presidente de la Reserva Federal, es un soberbio ejemplo de un city economist que logró fama, riqueza y poder.
A su vez, el city economist que trabaja para un banco necesita una formación académica similar pero, antes que un comerciante, es un funcionario. Debe saber alguna econometría y escribir buenos reportes, debe conocer detalles de su industria y tener la capacidad para sobrevivir en el inestable mundo corporativo. Ganará más dinero que un académico pero menos que un consultor. A menos que abandone su cargo en el departamento de research del banco y abrace una carrera ejecutiva que lo transformará en un manager.
 
El business economist es una especie de city economist que en lugar de trabajar para un banco lo hace para una empresa no bancaria; por ejemplo, una importante constructora, una importante petrolera o un importante fabricante de productos de consumo masivo. Si la empresa no fuera importante no tendría necesidad de tener economistas en su staff. En términos generales, necesita igual preparación académica que el city economist. Tendrá un perfil profesional similar, no será una personalidad mediática, no asesorará a políticos ni formará parte de gobiernos. No escribirá artículos que esclarezcan a la opinión pública. Y como su par bancario, si optara por una carrera ejecutiva incrementaría sus ingresos en buena medida.
 
El Treasury economist es el economista que opta, por vocación o por las circunstancias, por un trabajo en el gobierno. Los economistas son muy demandados como funcionarios de carrera en áreas como Hacienda, Comercio, Cancillería y Banco Central. Son útiles en el gobierno. De jóvenes, recolectan y procesan estadísticas, escriben memos y contestan expedientes y pueden asistir a excitantes reuniones de formulación de política económica. Para ingresar al gobierno basta una licenciatura en Economía, como en los casos del city economist y el business economist, pero para escalar posiciones se impone una maestría local o internacional. La carrera como funcionario público puede ser ingrata años después de la experiencia inicial. Se ganan sueldos relativamente bajos, aunque del gobierno uno se va porque quiere y no porque lo echan. El gobierno suministra de hecho un tenure, es decir, un puesto inamovible. Un profesional capaz puede alcanzar rápidamente una Dirección Nacional, que es el techo de la carrera técnica. Para mantenerse en ella le hará falta una buena dósis de habilidad política. En especial, mucho tacto y paciencia para colaborar con los impetuosos improvisados que rotan a gran velocidad en los cargos políticos (subsecretarías, secretarías, directorios y ministerios). También deberá tener la prudencia de no opinar con firmeza sobre nada. Como norma, un funcionario de carrera no llega a ministro ni a presidente del banco central. A estos cargos políticos se llega desde afuera, por la vía de la militancia política, la consultoría de alto perfil y, quizá, la academia.