La economía ha tenido un impacto
grande en el estudio y práctica de la ley desde que se escribieran los primeros
códigos y leyes. El uso de instrumentos económicos para analizar la ley es
ampliamente enseñado en la ley las escuelas y los legisladores utilizan
rutinariamente análisis económico para dar forma a la ley.
Sin embargo, desde el momento en
que se impone en economía el enfoque racional que surge en la Escuela de
Chicago, el impacto de sus contribuciones parece haber ido disminuyendo en
forma significativa.
La
racionalidad limitada, que investiga la economía conductual, indica que tenemos
habilidades computacionales limitadas y recuerdos con graves deficiencias. Las
personas pueden responder sensiblemente a estas deficiencias. El hecho de que
las condenas de los juzgados estén tan viciadas como plantea la economía
conductual, parece ser peligroso. Además de las fallas relativas al nivel de
los análisis y las planificaciones que suelen estar presentes en la toma de
decisiones existen fallas en la mente del decisor y efectos que se dan en forma
sistemática y que se potencian en su interacción.
Tenemos
distorsiones, fallas en la percepción, defectos que actúan de manera silenciosa
e invisible. Estas trampas de nuestro cerebro, de nuestra mente, también se denominan
“sesgos”. Como se subraya en el trabajo de Daniel Kahneman y Amos Tversky
(Juicio bajo la incertidumbre: heurísticas y sesgos) son muy comunes los
procedimientos mentales de simplificación (heurística), que si bien con
carácter general puedan ser útiles para la vida corriente, pueden dar lugar en
ocasiones a errores y a sesgos en los procesos judiciales.
Kahneman y
Tversky establecen que el ser humano utiliza normalmente tres métodos heurísticos que son empleados en la toma de decisiones
bajo incertidumbre, para medir probabilidades y predecir valores y que estos
métodos, si bien son legítimos, conducen a errores sistemáticos.
Este grupo
de sesgos actúa especialmente en las situaciones de incertidumbre.
Estas reglas
son:
- Representatividad, que es generalmente utilizado
cuando las personas deben estimar la probabilidad de un objeto o evento. El
error es no tener en cuenta el grado de representatividad de las muestras que
se están considerando.
- Disponibilidad de circunstancias o escenarios, que es utilizado a
menudo cuando se debe estimar la frecuencia de clase o la factibilidad de un
hecho en particular, también llamada “la trampa de la capacidad de recordar”,
“la trampa de la memoria”. No tenemos en cuenta los hechos reales, sino
aquellos que nos producen mayor impresión o los primeros que se nos ocurren. Esta
regla también está relacionada con el “efecto primacía” y el “efecto de halo”.
Este error es tan común en la actividad profesional como en la vida diaria.
- Anclaje, utilizado en predicciones numéricas cuando los
valores relevantes están disponibles. Cuando estamos recapacitando sobre una
decisión, la mente concede un peso desproporcionado a la primera información
que recibe. Las impresiones, las estimaciones o los datos iniciales sujetan los
pensamientos y juicios posteriores.
Las reglas heurísticas
(que inconscientemente todo ser humano aplica al procesar la información
que recibe del exterior) permiten “reducir las tareas complejas de asignar
probabilidad y predecir valores a operaciones de juicio más simples, pero
pueden llevar a conclusiones erróneas. Mientras que las heurísticas son útiles
en promedio pero conducen a errores en circunstancias particulares. Esto
significa que alguien que use una regla de oro de este tipo puede estar
comportando de manera racional en el sentido de economizar tiempo pensando,
pero tal persona, sin embargo, hacer pronósticos que son diferentes de las que
emergen del modelo racional estándar.
Así, la gente tiende a concluir,
por ejemplo, que la probabilidad de un evento (por ejemplo, un accidente de
coche) es mayor si han sido testigos recientemente una ocurrencia de ese
evento. Lo que es especialmente importante en el trabajo de Kahneman y Tversky
es que muestra que los atajos y reglas generales son predecibles.
Representatividad
y Tribunales: la conducta del acusado
En este tipo de errores de representatividad se incurre, a veces, en la
valoración, por parte del Tribunal o los miembros del Jurado, de la veracidad
del testimonio de los litigantes y testigos.
Los estudios empíricos efectuados sugieren que, cuando los sujetos hacen
juicios categóricos, - por ejemplo, ponderar la probabilidad de que un acusado
sea culpable -, concluyen que la evidencia concreta analizada (por ejemplo, el
comportamiento durante el
juicio del acusado) es representativa de la categoría (culpabilidad o inocencia
del acusado). Cuando la muestra o evidencia le parece al Tribunal
representativa o similar a la categoría (por ejemplo, el acusado se muestra
nervioso durante la vista), tiende a juzgar la probabilidad de la categoría en la
misma medida – prueba de culpabilidad -.
La disponibilidad de las pruebas
La disponibilidad es
producto de la percepción de la frecuencia relativa, lo que puede influir en
las decisiones que se tomen en ciertas circunstancias. Por ejemplo, un médico
al diagnosticar una enfermedad recurre a su experiencia. Esto lo lleva a evocar
más fácilmente ejemplos de enfermedades asociadas a los síntomas que presenta
el paciente, que contraejemplos donde los síntomas se presenten sin tener la enfermedad,
lo puede llevar a errores o demoras en la obtención del diagnóstico correcto
Asimismo, el juez recurrirá a su propia experiencia de circunstancias anteriores, generando que determinadas características del acusado lo hagan recordar casos en los que declaró culpable o inocente, aunque en realidad estas no sean pruebas correlaciónales con ese nuevo caso.
Los juicios se definen en los detalles
El caso del anclaje es paradigmático. En un estudio se le dieron una lista de números a los jueces en primer lugar, de 1 a 20. Luego, se les pedía que juzgaran cuantos años de condena le otorgarían a un individuo. Los estudios demostraron que cuanto más bajos eran los números que se lo mostraron, más bajas eran las sentencias; por otro lado las sentencias crecían (para situaciones similares) cuando los números que se les habían dado eran más altos.